Hasta hace algún tiempo, no se editaban ni se vendían diarios ni revistas en este día. Actualmente, si bien la fecha se sigue celebrando, las publicaciones se venden como cualquier otro día.
La primera vez que se escuchó el grito de un vendedor de diarios fue en 1867 cuando anunciaba: “¡La República! ¡La República!”. Éste era el nombre de un diario de la época que ideó aquella forma de venta directa. Debido a su éxito, esta costumbre fue adoptada por otros diarios, creándose así una nueva fuente de trabajo.
Según reseñó LA REPÚBLICA en 2010, “en los primeros años del siglo XX acompañó las actividades políticas y sindicales con la participación en medios periodísticos. Fue director de la redacción de la publicación de ‘El Obrero’, a fines de 1902 fue expulsado a la Argentina junto a Julio Camba. Una vez llegados a Cádiz, España, fueron enviados a Barcelona. Allí fueron detenidos para prevenir atentados ante la presencia del vicepresidente de Argentina”. Luego fueron trasladados a la prisión de Pontevedra y más tarde liberados. El único que no fue liberado fue Adrián Troitiño, requerido por el gobierno militar de La Coruña para hacer el servicio militar. Evitó a los 33 años el servicio militar, alegando que tenía una hernia. Según LA REPÚBLICA en 2010 “al llegar a España desde Argentina venía con su mujer y con cinco hijos, dos de ellos morirían en Barcelona, motivo por el cual pidió ayuda a Julio Camba. Años después volvería a emigrar a Latinoamérica y a seguir con su labor sindical, pero jamás regresaría a la Argentina, donde tenía prohibida la entrada”. Murió en Montevideo en 1941. Era un 26 de mayo como el de hoy.
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